Y después del choque cultural…
La mayoría de los seres humanos buscamos tener un hogar. No me refiero al espacio físico como una casa o departamento, ni a vivir con una familia o pareja. Hablo más bien del lugar en el cual vivir, solos o acompañados, a donde sentimos pertenencia, seguridad y calma.
Es importante para el desarrollo de la identidad personal tener un hogar, un lugar del que sentir que se forma parte. Pero a veces por circunstancias de la vida, hay que marcharse de ese lugar y empezar una nueva vida en otro, entonces ¿qué pasa con tu hogar? y como consecuencia, ¿qué pasa con tu identidad?
Cambiar el lugar de residencia conlleva muchos cambios para quien se muda, algunos de ellos muy abruptos. Es cuando aparece el choque cultural. Esto se asocia a menudo con quienes se trasladan a vivir al extranjero, pero también puede ocurrir dentro del mismo país. La condición necesaria para que esto suceda es que el nuevo lugar tenga costumbres y estilo de vida muy diferentes comparados con el lugar anterior. Entre más diferencias haya, mayor es el impacto psicológico que se vive.
En mi caso, mucho de lo que conocía de mi misma se tambaleó al vivir en un contexto social totalmente diferente. En México y Suecia las personas nos comportamos de manera muy distinta y en algunas cosas diametralmente opuesta. Ambos países tienen diferencias sociales, económicas, políticas, climáticas y de índole emocional e interpersonal. En este proceso se puso en juego mi propia identidad hasta llegar a plantearme ¿quien soy ahora? ¿a qué hogar pertenezco?
Desde mi llegada a Suecia, el país me ha parecido fascinante, y son justamente las marcadas diferencias con México lo que la hacen mucho más interesante ante mis ojos. Siempre he apreciado y valorado todo lo que Suecia significa y ofrece. Pero no la sentía como mi hogar.
Ha sido hasta mi tercer año viviendo acá que he empezado a sentirme un poco como en casa. El camino se ha hecho más amigable asumiendo de corazón, que Suecia es ahora mi hogar. En palabras suena fácil, pero ha sido un proceso lento y nada sencillo. Durante este lapso he tomado las nuevas condiciones que me rodean para redefinirme y enriquecer quien soy. Mi personalidad ha cambiado un poco, pero mi esencia sigue igual.
Ahora abrazo la cultura sueca y reservo un espacio en mis afectos para México. Hoy mi hogar es sueco con corazón mexicano. Aún no termina mi proceso de adaptación, pero cada día estoy más cerca.
Y a ti, ¿te ha tocado vivir el choque cultural también?
‘Cuando creía tener todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas’. -Mario Benedetti, Novelista uruguayo.
Si quieres saber más sobre diferencias culturales entre México y Suecia, mira este enlace (en inglés): https://www.youtube.com/watch?v=yaK3xDr9hV4
Saludos gente!
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